Mi Cuento Fantástico 2022

Simón en un mundo inclusivo

Son las 5 de la mañana, se escucha - ¡Simón a levantarse! - y de un salto Simón está en el baño. Después de esto, llega una de las primeras batallas de este niño ya que unos pequeños botones no se quieren meter en los diminutos agujeros y, mientras tanto, entre risas y burlas unos cordones lo desafían a irse descalzo a la escuela.

- Ufff, hasta que por fin mamá llegó al auxilio.

Sentado a la mesa, ve cómo mamá le prepara su desayuno preferido: leche caliente, cereal y leche en polvo detalladamente acomodada en una esquina de la taza, para que Simón pueda hacer la repartición perfecta de cada hojuela con su debida leche en polvo. Y si esta misión falla el día de Simón no irá nada bien. Y ni les cuento del cepillado de dientes. Una delicada maniobra en donde el recipiente de la pasta dental no se debe de arrugar.

Ya listo para irse a la escuela, y despidiéndose con un beso fingido y un abrazo a un metro de distancia, Simón busca entre los árboles desesperadamente a su gran amigo. Sí su gran amigo, un gigante de rostro amigable y sonrisa que contagia armonía, y de un salto, este niño sube a los hombros de este amigo que desde que empezó su escuela, lo acompaña y lo protege. Ahora en su último año de primaria, su deber es enseñarle a confiar y hacer amigos de manera que pueda ir solo. Pero es un reto, ya que Simón y Júpiter salen a todos lados juntos. Mientras muchos dicen que Simón anda en la luna, disperso, o distraído, Simón es feliz sentado sobre los hombros de su amigo, en donde todos los temores, dudas, ruidos, miradas y palabras equivocadas no lo alcanzan a molestar, ya que este es su mundo, pero en realidad está en el mismo mundo que todos, solo que reacciona de una manera diferente a lo que pasa a su alrededor, y eso lo hace ser único y especial.

Según la ley de los gigantes al ser amigos de los niños, es prohibido entrar a lugares, por lo cual cada que llegan a la escuela, Simón con temor se despide de su amigo, para ingresar a clases. Su amigo Júpiter trata de convencerlo de enfrentar sus temores y miedos, pero este niño no sabe cómo hacerlo; su amigo le dice que el secreto está en confiar en sí mismo y no tener dudas o miedo a equivocarse. - Siempre hay personas que te entenderán y te aceptarán, y esto te hará sentir incluido, ya que ellos se acostumbrarán a ti y no tú a ellos, verás qué fácil será.

Entre silencio y sin palabras se escucha a lo lejos una canción y después de esto…

- ¡Simón! ¿Qué significado tiene esta frase: pintarse la cara color esperanza? - le dijo la maestra a Simón.

En unos segundos pasaron por la mente de Simón una serie de imágenes y sonidos y con dudas y miedos este dice:

- Niña, es usar pintura de los colores de Costa Rica y pintarse la cara -. Luego de un silencio, los compañeros empiezan a reírse y de un pronto a otro, suena el timbre que anuncia el recreo.

Sentado en su pupitre, Simón se pregunta por qué una palabra que ya tiene su significado, la utilizan en algo llamado metáforas, doble sentido o sarcasmos. Esto lo lleva a recordar el día que el abuelo le dijo que iba para la luna, después de haberle preguntado para dónde iba. Esto no tiene sentido; hace años que el hombre no va a la luna, y para ir se necesita de un cohete, cómo va a hacer para ir, pero entre tanta controversia el abuelo le dijo riendo que era una broma. No es cierto. “Esto me hizo perder el tiempo analizando”, se decía Simón. De pronto una compañera lo llama y lo saca de estos pensamientos. - ¡Simón! - dice María, una compañera nueva - ¿te gustaría sentarte junto a mí? Y así te ayudo y al mismo tiempo tú me ayudas, ya que me cuestan mucho las matemáticas y veo que a ti no te cuestan -

Simón recordó las palabras de Júpiter y decidió confiar en sí mismo y aceptó la ayuda de su compañera.

En poco tiempo María estaba sorprendida del gran conocimiento que tenía Simón. Los demás compañeros al ver esto, se asombraron y desde entonces Simón es el más elegido para grupos de matemáticas y el mejor en juegos de mesa. Nadie le gana en dominó y se dio cuenta que le gusta ser portero cuando juegan al fútbol.

Mientras tanto Júpiter lo continúa esperando a la salida de clases, solo que cada vez es más pequeño. Esto se debe, según le contó a Simón, a que los gigantes son tan grandes como los temores de cada niño y cada vez que superan un temor, este gigante se va haciendo pequeño hasta que llega el momento en que los niños se deben despedir de ellos para que puedan irse a donde los necesiten.

Simón estaba muy feliz porque a pesar de no tener más a Júpiter junto a él, antes de despedirse, este le contó que cada vez que quisiera saber de él, en donde viera silencio, temores y dudas en algún niño, ahí estaría.

Y desde entonces Simón es un niño feliz, sin miedo a equivocarse o dudas al hablar, porque sabe que todos somos iguales y todos merecen ser incluidos.


Autor(a) Marshal Damián Solano Jaén
Escuela Mariano Cortés Cortés
Docente Susana Madrigal Estrada
Director(a) Norma Jiménez Badilla
Dirección Regional Turrialba
Bibliotecólogo(a) Mónica Bonilla Zúñiga