Mi Cuento Fantástico 2022

Los amigos secretos de Félix

Como cada mañana al asomar el sol, Félix el oso se dirigía a la escuela de la maestra Etelvina para disfrutar en compañía de sus compañeros que vivían en aquel poblado de árboles. Todas las mañanas al iniciar la clase daban las gracias por un nuevo amanecer, a lo que Félix agregaba entre sus oraciones la posibilidad de conocer los dragones y aunque lo guardaba en el silencio de su corazón, sentía una gran pasión, la misma que le acompañaba cada noche que solía aventurarse leyendo las grandes historias que se encontraban en los libros que su mamá guardaba en el ropero de su habitación.

En ocasiones, mientras Félix jugaba con sus compañeros a las batallas durante los recreos, solía decir que se convertía en un gigante dragón, sin embargo, sus compañeritos se burlaban de él, le decían que esas criaturas no existían y que era una tontería mantenerse con esa idea. A pesar de esto, el oso conservaba su anhelo e incluso en varias ocasiones se molestó tanto que terminaba por alejarse y de manera pausada buscaba espacios entre los árboles donde se quedaba por largas horas.

Un día, el oso tomó la decisión de alejarse de sus compañeros cansado de soportar sus burlas, se abrió camino entre los robustos troncos y de pronto sin darse cuenta cayó como un rayo muy veloz en un inmenso hueco que lo internó en lo profundo de la tierra. Todo estaba muy oscuro y no podía ver donde se encontraba. En cuanto pudo, se intentó poner de pie para lograr salir hasta la superficie, pero entre más lo intentaba, parecía que el mismo hueco se lo tragaba. Al poco tiempo de luchar con fuerza por salir a la superficie, pudo notar como dos grandes e iluminados focos azules se acercaban hacia él. Poco a poco el temor invadió todo su ser y empezó a pensar lo peor. Las grandes luces se detuvieron justo antes de llegar hasta donde estaba Félix, por lo que se fue volteando hasta quedar de frente. Se le dificultaba ver lo que se encontraba junto a él, seguidamente se sentó en el suelo y con gran dificultad logró ver entre las sombras que esas resplandecientes luces eran los enormes ojos de un dragón.

El peludo animal no lograba comprender cómo había llegado hasta ahí y de dónde había aparecido la temible criatura, que si bien él soñaba con conocerlos algún día, en ese momento estaba tan asustado ante su presencia que no podía moverse. Félix notó como aquel dragón se le acercaba sin maltratarlo emitiendo un leve rugido que le provocaba un poco más de tranquilidad. Paulatinamente aquel dragón tomó al oso con cuidado, lo colocó sobre su espalda y empezó a caminar despacio hacia el interior de la cueva. Mientras tanto, Félix intentaba ver entre la oscuridad algo que le ayudara a entender dónde se encontraba. Al poco tiempo escuchó algunas voces distantes que conforme avanzaban se escuchaban con mayor fuerza. De pronto, la oscuridad fue quedando atrás y la claridad dejó al descubierto la presencia de otros dragones que se ubicaban junto a él.

En ese instante, no creía lo que tenía enfrente. Todos los dragones le rodearon, Félix estaba completamente sorprendido, pero más aún cuando, con voz pausada, uno de ellos se dirigió a él para saludarle y explicarle quiénes eran ellos y mencionarle sus respectivos nombres. Mientras el oso intentaba controlarse un poco, pues aún no pasaba del asombro, externó: -Yo me llamo Félix y vivo aquí, en el bosque-. Los dragones con calma se fueron acomodando uno junto al otro para intentar hacer un círculo alrededor de Félix y uno a uno le fueron explicando al oso lo que ellos hacían ahí, en la cueva. Le comentaron además, que formaban un equipo de dragones organizados para proteger la vida del planeta y cada uno tenía distintos poderes, fue así como le invitaron a realizar la ronda nocturna que solían hacer para conservar la Tierra como una misión secreta.

Durante largo tiempo permanecieron sentados conversando sobre lo maravilloso y admirable de su labor, Félix no dejó pasar la ocasión y les mencionó que en lo profundo de su corazón él siempre había soñado con conocerlos y se sentía realmente feliz por estar compartiendo ese momento. Casi sin darse cuenta el tiempo voló y llegó la noche, todos los dragones se fueron retirando a prepararse para la guardia nocturna que acostumbraban realizar.

Cuando estuvieron listos para emprender el viaje, el primero en fila le dijo al oso que subiera sobre su lomo y este saltó casi sin darse cuenta. Empezaron a elevarse por el oscuro cielo hasta alcanzar las estrellas, se desplazaban en forma ordenada de un extremo a otro, pudiendo apreciar la Tierra desde lo más alto. Con sus largas alas extendidas fueron tomando rumbos separados para buscar los sitios que debían resguardar, pues tenían distintas áreas de la Tierra que cuidar y vigilar. Félix no salía del asombro al contemplar como cada uno de los dragones tenía poderes especiales y los utilizaban para cuidar los diferentes componentes del satélite. Fue así como cada uno esa noche vigiló la flora, el aire, el agua, la fauna, la tierra, el sol y el fuego. Ese momento fue realmente espectacular para el peludo animalito, quien logró comprender que los sabios dragones tenían en sus manos la tarea de proteger y conservar la vida del planeta. Tras largas horas de extenso recorrido, emocionado a la vez por la magnífica experiencia, el oso no pudo aguantar más y cayó en un profundo sueño del cual no logró despertar por varios días.

Cuando Félix nuevamente abrió sus ojos, se sorprendió, pues se encontraba en su cálida habitación, mientras escuchaba a mamá osa que le llamaba con dulce voz para ir a clases como todas las mañanas.

Ese día comenzó muy ilusionado, pues recordaba todo lo que había disfrutado con sus amigos secretos, los enormes dragones. Al llegar a la escuela y luego de su acostumbrada oración, la maestra Etelvina les comentó que verían un tema nuevo y cuál fue la sorpresa del oso al percatarse que se trataba de la preservación y protección del planeta. Félix comprendió muy bien el tema esa mañana, sin embargo no podía mencionar lo que había aprendido de sus sabios amigos.

Al finalizar la clase, la maestra les dejó de tarea investigar sobre los componentes de la naturaleza para reforzar lo aprendido. Tomó sus cuadernos y caminó rumbo a casa, de pronto pensó en ir a buscar la cueva que lo llevó hasta donde estaban los dragones, pero por más que buscó no logró encontrarla. Un tanto entristecido por lo acontecido, decidió ir a casa con su mamá, pues tenía mucha tarea por realizar. A su mente venían atractivas ideas para preparar la tarea y en el camino recolectó diferentes elementos que de seguro ayudarían con su elaboración. Trabajó incansablemente toda la tarde mientras ordenaba con bellas palabras el mensaje que deseaba aportar. Al día siguiente en cuanto entregó su tarea, la maestra lo felicitó por la calidad de su trabajo.

A partir de ese momento, el oso Félix se prepara para asistir a clases con la mayor disposición por aprender y elabora sus tareas aprovechando los recursos de nuestro planeta con respeto. Comprendió que cada elemento de la naturaleza tiene un papel fundamental que debemos cuidar y resguardar. Por las noches, mientras disfruta de aventuras de dragones en las páginas de libros, viene a su memoria la noche que compartió desde el oscuro cielo con sus amigos en secreto.


Autor(a) Felipe Arburola Fernández
Escuela Juan XXIII
Docente Patricia Montes Delgado
Director(a) Allen Marchena Contreras
Dirección Regional San José Oeste
Bibliotecólogo(a) Noylin Brenes Arce