Mi Cuento Fantástico 2023

Venciendo al bullying con valor

Emberwing, es un joven dragón que vive en las profundidades del bosque Las Escamas, junto a sus progenitores. Tiene un par de hermosas alas color tornasol y unas escamas que brillan más intensamente que las de otros dragoncillos. Emberwing, desde pequeño, se caracterizaba por ser muy dulce, carismático y cándido, ya que creía que todos los que lo rodeaban tenían los mismos sentimientos que él.

Al iniciar la escuela, hizo muchos amigos. Le encantaba participar en el FEA (Festival de Escamas y Alas), donde demostraba su gran talento para volar, mientras evadía múltiples obstáculos y dejaba una estela escarchada por donde pasaba. Emberwing tenía mucha confianza en sí mismo.

El tiempo pasó y su cuarto año escolar se convertiría en un sufrimiento, porque todos los días al salir de casa, sin que él le diera permiso, un monstruito de color gris, si, ese mismo del que las maestras hablan en las escuelas, lo envolvía en un fuerte abrazo y no lo soltaba en todo el día; haciéndose cada vez más pesado, feo y grande. Pero para poder entender los motivos de ese miedo, debemos retroceder unos meses antes y conocer la tribulación de Emberwing.

Cuando el dragoncillo, iniciaba su cuarto año escolar, durante una clase de dibujo, miró a una de las esquinas del salón de clase donde se encontraban unos de sus compañeros y estos empezaron a convertirse en monstruos de aspecto simpático y de diversos colores. Uno era rosa, otro morado y otro anaranjado. Ellos se reían cada vez que el dragón decía o hacía algo, pero sus risas no eran amistosas, eran más bien burlonas.

Cada monstruito tenía sus particularidades. El de color anaranjado miraba y escuchaba, sin pestañar ni perder detalle de lo que hacía o decía Emberwing, y esto lo incomodaba ya que él comenzó a sentir un pequeño temor a equivocarse. El de color morado, se reía de él, con esa risa burlona que lo oprimía; mientras que el rosa lo lastimaba con sus palabras y frases vergonzosas, como el día en que lo humilló al decirle frente a sus compañeros que sus alas eran tan debiluchas que no soportarían su sobrepeso al volar. Al principio, aunque se sentía incómodo, Emberwing no les hacía mucho caso a estos pequeños mounstruos, pero al pasar algunas semanas, el dragón se percató de que sus no muy queridos admiradores comenzaron a cambiar de color, tamaño y maldad. Ahora tenían tonalidades frías, oscuras y espeluznantes como el gris y el negro, y esto sucedía conforme se intensificaba su malevolencia.

El sufrimiento de Emberwing no pasó inadvertido para su madre, Flamenia, quien una noche conversó con su hijo:
-Madre, ¿mis escamas son muy pequeñas? – Jamás, mi vida. Tus escamas tienen el tamaño perfecto para hacer que entre ellas el aire pase sin frenar tu vuelo.
– Y madre, ¿mis alas son tan debiluchas que no soportarán por mucho tiempo mi peso y tendré que dejar de volar?.
– Tampoco, hijo de mi corazón. Ese par de alas que Dios te dio, son tan fuertes como el amor que nos tenemos. Era increíble el daño que le habían causado los monstruitos a su confianza y autoestima; así que Flamenia continúo: – Emberwing, yo conozco a esos monstruos que te atormentan en la escuela y también sé del gris que te acompaña todos los días. Ese que te paraliza y hace que desconfíes de tus capacidades, porque a mí también me atormentaron alguna vez. Saber quién eres y cuál es tu verdadera naturaleza te haría sentir seguro y sin miedo. Podrías percibirte a ti mismo como un ser extraordinario, lleno de bondad, amor, felicidad y sabiduría. No hay nadie que pueda ser superior o inferior a ti, y cada dragón es distinto y no se puede replicar; ya que cada uno tiene su propia luz. Dejaría de importarte lo que piensan los demás, dejarías de vivir según sus expectativas y comenzarías a vivir sin miedos, sin limitaciones y plenamente como el hermoso ser de luz que eres, porque tu esencia vino a dar paz a quien te conoce y a cambiar vidas en este mundo de manera positiva.

El dragón sintió un frío que recorrió todo su cuerpo, desde la punta de sus garritas de los pies hasta la punta de sus cuernos. Las palabras de su madre le inyectaron una dosis de valentía y fue tan fuerte lo que sintió que, a la mañana siguiente, al salir de casa, vio como el monstruo gris se desaparecía mientras él le decía:

–¿Sabes?, ya sé muy bien quien soy, y a partir de este momento no tienes ningún dominio sobre mí, porque no te tengo miedo.
Por primera vez en mucho tiempo, Emberwing caminó a la escuela sin temor y livianito como una pluma movida por el viento. Y al enfrentar a los monstruos, rosa, morado y anaranjado les dijo:
–¡Por favor, deténganse un momento! Hoy quiero liberarme y gritar a los cuatro vientos que ya no me hacen daño sus constantes miradas, ni sus risas burlonas y menos lo que piensen de mi aspecto físico, porque ya sé que soy un ser único, con mi propia esencia y que nadie es más ni menos que yo. Y lo único que espero es que algún día todos ustedes encuentren la paz y puedan curar las heridas de sus corazones, que son las que los convierten en esos feos e hirientes monstruos, para que puedan ser felices.
Y así, a partir de ese momento, el dragoncillo se pudo liberar de su pesadilla; al enfrentar al bullying con valor.



Autor(a)
Mariángel González Aguilar

Escuela
Concepción

Docente
Mariela Aguilar Vásquez

Director(a)
Maynor Rodríguez Acuña

Dirección Regional
San Carlos

Bibliotecólogo(a)
Grace María Carranza Amores