Mi Cuento Fantástico 2023
El árbol que tragaba estrellas
Don Chepe era un apasionado por ver todo lo que pasaba en el cielo y una noche que se suponía iba a ser la más estrellada, como todas las noches de cada año, notó que había muy pocas estrellas. Se sintió tan triste, y dijo: –posiblemente no veo estrellas porque estoy envejeciendo, qué triste, quizá cuando llegue mi día de partir ya no habrá estrellas que mirar. Don Chepe sentía que algo estaba pasando, él tenía el don de poder conversar con la naturaleza, así que les preguntó a todos los animalitos: –¿saben qué pasa con las estrellas? Hace muchas noches veo que no hay muchas de ellas, ¿qué pasará? –Don Chepe esperaba respuesta de la madre naturaleza, sin embargo el silencio cautivó su atención.
Pasaron los días y al llegar cada noche, menos estrellas había. De repente recordó que podía visitar al árbol sabio, caminó por horas para poder llegar al centro del bosque y al encontrarlo el árbol le dijo: –hijo mío, sabía que ibas a venir a mi auxilio, los animalitos han venido a mí a contarme lo que has preguntado, y para serte sincero no te puedo dar aún la respuesta.
La verdadera razón es que el árbol sabio tenía tanto conocimiento porque tenía la capacidad de comer estrellas, entre más estrellas comiera más conocimiento iba a tener. La Luna, sabía que el árbol se comía a sus hijas y noche tras noche no hubieron estrellas que quedaran libres de ser devoradas por el gran sabio, y es por ello que la Luna no les permitía a las estrellas que salieran. Don Chepe al ver que la naturaleza no le respondía y que el árbol sabio no le quiso dar respuesta, esperó durante 28 noches para poder hablar con la Luna, ya que sólo se comunicaba cuando estaba llena. La gran noche llegó, pero don Chepe enfermó y no pudo salir a conversar con la Luna. Pasaron las noches y don Chepe se recuperó. Una mañana, se despertó porque en su casa había mucho ruido. Buscaba por todos lados y no encontraba de dónde venía ese ruido, hasta que abrió un baúl viejo y de ahí pegó un brinquito un ratón lleno de canas. –Ratón, ¿qué estás haciendo ahí adentro? –dijo don Chepe–, y el ratoncito contestó de forma furiosa: –Chepe, ayer cuando sacaste tu abrigo intenté hablarte, caí en el baúl y hasta ahora puedo salir, te vengo a decir lo que me dijo la Luna hace días cuando estaba llena, dijo que necesita hablar con vos, dice que mañana que es cuarto creciente podrá hablar con vos en el río, pero no podrás hablar hacia el cielo porque el árbol sabio te escuchará, tendrás que hablar con el reflejo que verás en el río.
Don Chepe, quedó con muchas preguntas, pero el ratoncito salió corriendo.A la noche siguiente al ser las 7:00, se dirigió a la orilla del río y en un susurro preguntó: –¿Luna, lunita, me vas a dejar verte, me vas a dejar escucharte? Quiero de vuelta a mis estrellas. La Luna con una voz muy bajita respondió: –el árbol sabio es quien se come a mis hijas, ya sólo tengo siete estrellas, no tengo cómo iluminar la noche –y siguió–, debes de ir a donde el árbol sabio a eso de las 12:00 de la noche con un saco de gangoche; ahí verás las estrellas bailando alrededor del árbol y las tendrás que atrapar; les vas a cantar la siguiente canción para que ellas puedan entrar a tu saco: “Estrellita, estrellita tú que eres la más bonita debes entrar a este saco para volver a tu casita…”. Saldrás corriendo a la cima de la montaña, y lo único que debes hacer es abrir el saco, el señor viento hará el resto, y estate tranquilo que el árbol sabio a esa hora está más que dormido y como ya está tan viejo no te podrá escuchar.
Al ser las 12:00 de la noche, salió corriendo al árbol sabio y como lo dijo la Luna todas las estrellas bailaban. Les dijo la canción y en un abrir y cerrar de ojos estaban todas en el saco. Don Chepe subió a lo alto de la montaña, abrió el saco y el señor viento sopló con fuerza, haciendo que todas las estrellas llegarán al cielo y volvieran con su madre, la Luna. Dicen que esa noche, el cielo brillaba más que nunca; los animalitos se sentían muy felices y don Chepe sabía que hasta el último día de su vida, tendría el cielo más bonito frente a sus ojos. Don Chepe comprendió que, aunque las cosas sean muy hermosas, nunca debes quitarlas a quien pertenecen. Mientras tanto, el árbol sabio se dio cuenta de que no necesitaba las estrellas consigo para tener la sabiduría eterna, ya que su conocimiento venía de su antigüedad y la naturaleza. Colorín colorado este cuento se ha acabado.