Mi Cuento Fantástico 2023
Juntos dejando huella
Así, don Manuel, junto a su mascota, comienzan su día, intentando recorrer la extensa finca, pues con las últimas lluvias se ha subido el monte. Entre tanto por hacer y con su cansancio a cuestas, don Manuel avanzó junto a Largaespada, sin darse cuenta que se acercaba un fuerte aguacero.
En cuanto se percataron de la situación, decidieron buscar un refugio y después de caminar por algunas horas, encontraron un lugar seguro debajo de unas gigantescas rocas, muy cerca de una pronunciada cascada, que don Manuel no recordaba haber visto antes. Don Manuel y Largaespalda estuvieron tanto rato esperando allí, que ambos se quedaron dormidos, abrazados por la tranquilidad del momento.
Horas más tarde, don Manuel despertó al escuchar a su hijo Agustín, quien había estado buscándolo. Juntos emprendieron el viaje de vuelta y cuando lograron regresar a su humilde hogar, les esperaban doña Jacinta, su esposa y su hijo Abel.
Todos se sentaron a cenar juntos y agradecer que habían regresado a casa con bien. En ese momento, su hijo Agustín aprovechó para comentarles algo que no quería dejar pasar.
–Yo quería contarles que tendré que irme a trabajar lejos del pueblo, porque el asunto del turismo aquí no va nada bien –expresó Agustín, un tanto alicaído.
– Muchacho, pero ¿qué dices? Yo también tengo algo que decirles. Hoy, mientras estaba esperando a que pasará la lluvia con Largaespalda, tuve un sueño en el que todos nosotros nos encontrábamos en un hermoso lugar caminando por senderos y tras permanecer ahí sentados, compartimos una deliciosa merienda al lado de una enorme cascada de abundante flora que cautivaba con su frescor. Era un sitio maravilloso. Ese sueño nos dio la solución al escaso trabajo en turismo en el vecindario –agregó don Manuel, bastante entusiasmado–. –Ya sé que estoy viejo y algo cansado –continuó hablando –, pero podemos trabajar juntos para crear nuestro proyecto turístico, tal como el que vi, en el sueño de hoy. Les comento que hasta donde llegué hoy con Largaespada, había una gran catarata, podríamos transformar ese sitio para recibir muchas familias que deseen recrearse.
– Pero papá, ¿de qué hablas? ¿A cuál cascada te refieres? –agregó Abel, preocupado ante lo escuchado.
¿Qué les parece si mañana bien tempranito salimos todos a buscar ese mismo lugar donde yo estuve junto a Largaespada? –externó don Manuel.
Todos consintieron con la cabeza ante lo mencionado y se fueron a descansar.
A la mañana siguiente, con el claro de un nuevo día, ya estaban todos en pie, montaron sus caballos y comenzaron su aventura por los húmedos trillos, buscando entre las montañas, aquel sorprendente lugar del que les habló con ilusión la noche anterior don Manuel.
Avanzaron las horas entre tertulias y una que otra anécdota. Luego de tanto caminar por aquellos caminos y hacer un par de paradas para disfrutar un delicioso puntalito y permitir que los caballos tomaran agua, comenzaron a escuchar un fuerte golpe de agua, semejante a lo que les había mencionado don Manuel. Apresuraron el trote de los animales y en un abrir y cerrar de ojos, ahí estaba la atronadora catarata.
Todos estaban sorprendidos del maravilloso paisaje que se apreciaba estando ahí. La familia bajó de sus caballos, contemplando su alrededor y entre opiniones e ideas comenzaron a imaginar cada detalle del proyecto de ensueño que podría convertirse en realidad. Juntos planearon crear un emprendimiento turístico para el disfrute de las familias y para promover la protección de la flora y la fauna silvestre. Se organizaron con algunas instituciones para recibir donaciones económicas que les permitieran construir ranchitos y lograr poner en marcha un trapiche que funcionaría con energía generada por el agua de la cascada. Buscaron ayuda de especialistas para sembrar árboles nativos de la zona y crear senderos recorriendo los espacios verdes.
Con el pasar de los años, aquel hombre viejo y sabio logró ver su sueño hecho realidad, apoyando con trabajo a su familia y a la comunidad.
Además, se convirtió en un lugar atractivo y propicio para el aprendizaje, pues también se realizaban giras educativas promoviendo la investigación en temas del cuidado de la diversidad y el medio ambiente. Por las tardes, a lo lejos, se le mira a don Manuel recorrer los senderos, disfrutando junto a Largaespada y satisfecho por dejar su huella para que muchas personas puedan admirar la impresionante flora y fauna del espectacular lugar.