Mi Cuento Fantástico 2024
Dione ahorraba el dinero que su padre le enviaba cada vez que podía y para su cumpleaños número 10, decidió romper la alcancía en la que había estado ahorrando durante más de 3 años. La alcancía se rompió como una piñata y con el dinero que había ahorrado en ella, Dione y su madre fueron al pueblo a ver qué podían comprar para sus clases de ballet. Cuando ya estaban ahí, Dione vio una tienda repleta de maravillas de ballet, desde zapatillas hasta las puntas más hermosas y brillantes que nunca había visto; tutus pequeños y grandes, esponjosos y largos, todo lo que siempre había deseado. Sin pensarlo, corrió hacia la tienda y pasó horas probándose todas las cosas que allí había.
De pronto se escucharon unos gritos de una mujer sollozando desde lejos que decían: ¡Dione!, ¿dónde estás? Inmediatamente Dione reconoció la voz de su madre, acababa de darse cuenta de que había pasado demasiado tiempo y estaba anocheciendo. Salió de la tienda y vio a su mamá muy enojada: -¡Dione! ¿Por qué te fuiste? Casi me da un infarto del susto. ¡Quedas castigada! No vas a ir a clases de ballet hasta que demuestres que eres una niña responsable. Al llegar a casa, Dione muy triste fue a su habitación para dormirse y cuando estaba a punto de cerrar los ojos pensó: “mañana es lunes, mi mamá va a su trabajo, estoy sola en casa, ¿podré salir a escondidas?” Y empezó a armar su plan, a qué horas debería irse y a qué hora debería regresar.
Al día siguiente, Dione regresó al pueblo a escondidas de su mamá. Encontró una academia de ballet llamada “La Gran Francia” y le entregó el dinero de sus primeras clases a la recepcionista, quien la miró de manera un poco incrédula y burlona, por su vestimenta. Así, pudo ingresar a su primera clase en esta academia. Mientras bailaban, la profesora de ballet notó algo especial en ella, un brillo único, talentosa. Dione bailaba con delicadeza y elegancia, la profesora se quedó impresionada. Una niña llamada Clara se acercó y se burló de Dione, diciéndole que hacía trampa, mientras veía su sencilla vestimenta. Otra de las niñas, llamada Roma, inmediatamente fue a defender a Dione. Desde ese momento, Dione y Roma se convirtieron en mejores amigas. Pasaron los días y Dione decidió contarle a su madre que desde hace mucho tiempo asistía a clases de ballet sin que ella se diera cuenta. Su madre al principio se enojó un poco, pero comprendió que por poco le había arrebatado su sueño de ser bailarina. La familia de Dione se fue recuperando económicamente y ahora su padre no se encontraba trabajando lejos de la familia. Poco después, a la academia de ballet donde estaba Dione se le otorgó la oportunidad de bailar el Lago de los Cisnes en una competencia y el papel de Dione sería el cisne blanco.
La niña se esforzó mucho para preparar su baile, pues si su academia ganaba, recibiría unos boletos de avión para ir a ver a Tatiana Leroy. Así, llegó la hora. Se abrió el telón y Dione empezó a bailar, todos la veían con admiración y asombro, mientras una luz apuntaba y seguía cada uno de sus pasos, era como en su sueño. Terminó la presentación y una lluvia de aplausos se escuchó por todo el teatro.
La Academia Gran Francia fue la ganadora del primer lugar. Dione no lo podía creer. Dos días después, Dione emprendió su viaje a Italia, conoció a Tatiana Leroy y ésta le firmó un par de sus puntas. Su sueño se había hecho realidad y eso motivó a Dione a pensar que todos pueden alcanzar sus sueños, por más inalcanzables que parezcan, solo es cuestión de tener paciencia, mantener la fe y sin importar las circunstancias jamás dejar de soñar.