Mi Cuento Fantástico 2024
CATEGORÍA ESPECIAL “Juntos Frente Al Bullying: Historias que empoderan”, patrocinada por TOTTO
Al día siguiente la niña iría por primera vez a su escuela, estaba algo asustada, ya que era un gran cambio, tenía que empezar a hacer nuevos amigos y amigas. Cuando llegó al salón, su maestra la recibió con una gran sonrisa y la presentó a la clase: -niños, ella es Sephora, es nuestra nueva compañera y espero que la hagan sentir cómoda y querida. Sephora tomó asiento, pero los demás estudiantes la veían de una manera que la hacía sentir extraña. Ella no se parecía mucho a sus compañeros y compañeras, de seguro era porque tenía el cabello negro como la noche y musuco, tan musuco que podrían hacer nido los pajarillos. Su piel era lisa como el reflejo de un espejo, pero color carbón vibrante y unos ojos brillantes como la luz de las luciérnagas, tan hermosos como el verde musgo que cubría los árboles en invierno. Su acento era distinto y eso provocaba risas entre sus compañeros y compañeras. Los demás estudiantes del salón no estaban muy contentos con su llegada, creían que ella era algo fuera de serie por su apariencia, así que la hacían a un lado. Sephora se sentía un poco triste, ya que estaba muy sola.
Sephora no se daba por vencida e intentaba cada día acercarse a los demás estudiantes, su profesora la animaba y le decía a los demás que debían darle una oportunidad, pero por más intentos y palabras, nada cambiaba. Un día estaba sentada bajo el árbol de mango, sacó su merienda y escuchó decir a algunos de sus compañeros: -vean ahí está la nueva, jamás tendrá amigos aquí, debería de volver de donde vino, vete que no te queremos con nosotros. Ella se sintió realmente mal y estaba algo enfadada, pero decidió que eso no la iba a afectar y que haría algo al respecto, sabía que eso tendría que acabarse. Recordó que en su otra escuela había recibido una charla sobre el acoso escolar y cómo puede afectar a la persona que lo recibe. Así que empezó a registrar en su cuaderno aquellas conductas negativas de sus compañeros hacia ella, que no le gustaban y que podían afectar a otros estudiantes, por ejemplo, los grafitis que hacían a escondidas en las paredes de los servicios donde escribían cosas desagradables de otros estudiantes y los empujones en el recreo.
Después de observar varias conductas y clasificar cuáles correspondían a bullying, ideó un plan espectacular. Habló con su profesora y con la bibliotecóloga y les explicó que, a ella y a otros niños de la escuela, les decían cosas que no los hacían sentir bien y que querían hacer un “club antibullying”. Así, iniciaron con el club llamado “Cake”, donde el matonismo y el acoso no estaban permitidos, el fin de su lucha era erradicar con ellos y así realizar un cambio positivo durante los recreos, evitando actos violentos y ofensivos. La idea era llevar libros, juegos y otras actividades que involucraran a aquellos estudiantes que habían sido lastimados con palabras e inclusive con golpes. Definitivamente iba a ser un lugar para sentirse seguros, comprendidos, orientados, respetados, pero sobre todo aceptados.
El tiempo fue pasando y el club de Sephora recibió gran aceptación en la escuela, cada vez llegaban más integrantes e inclusive algunos de los matones, acosadores y compañeros de Sephora cambiaron sus conductas, ya que se percataron de que sus acciones no habían sido correctas y decidieron unirse. Con el pasar de los días, se lograba apreciar, en los pasillos, a una niña con su gran melena musuca, ojos verdes y piel vibrante, que caminaba orgullosa de sí misma y de lo que había logrado. Esto era señal de que los del club estaban cerca, evitando a toda costa maltratos, burlas y hasta daños a la escuela y que no se detendrían jamás, porque como decían a una sola voz: “Somos valientes y juntos ponemos un ALTO al bullying”.