Mi Cuento Fantástico 2024
Mientras buscaba la última baya junto al río, resbaló, cayó al agua y perdió todas las bayas. Angustiada, Saira pensó que se ahogaría, pero una mariposa apareció y la rescató, llevándola a tierra firme. Saira, desmayada, despertó para ver unas grandes alas de colores. Sobresaltada, se golpeó la pierna contra una piedra.
-¡Qué susto me diste! Primero te saco del río y ahora te golpeas -dijo la mariposa con una sonrisa-. ¿Cómo te llamas?
-Me llamo Saira. ¿Y tú? -respondió la mariquita.
-Yo soy Abril, pero puedes llamarme Abi -contestó la mariposa.
Saira, impresionada por las alas coloridas, preguntó:
-¿Por qué tienes esas alas tan bonitas?
-Porque tengo el poder de hacer arcoíris y mis alas reflejan esos colores. ¿Te gustaría que tu caparazón tuviera colores también? -ofreció Abi.
-¡Sí, me encantaría! -exclamó Saira.
Entonces, Abril creó un arcoíris y pintó el caparazón de Saira con vivos colores. Al ver su nuevo aspecto, Saira se desmayó de la emoción. Cuando despertó, Abril la miraba divertida.
-Si te desmayas otra vez, diré que un lobo te comió -bromeó Abril-. No te preocupes, solo es una broma.
-Abril, ¿dónde vives? -preguntó Saira, aún maravillada.
-Vivo bajo un gran árbol. ¿Quieres que te lleve? -ofreció Abril. -¡Claro! -respondió Saira.
Ambas volaron hasta llegar a la casa de Abril, donde tomaron té y se rieron de lo sucedido. Más tarde, Abril acompañó a Saira de vuelta a su pueblo para que pudiera terminar el pastel. Saira, agradecida, le pidió a Abril que se quedara un poco más, así que Abril fue a buscar más bayas. Cuando regresó, Saira la estaba esperando para que juntas prepararan un delicioso pastel y luego lo compartieran con los otros amigos del bosque.
En la fiesta, todos quedaron maravillados con el pastel y el colorido caparazón de Saira. La reina del pueblo, sorprendida al ver a Saira y Abril juntas, se acercó a ellas.
-¿Ustedes dos son amigas? -preguntó la reina. -Sí, lo somos -respondió Abril.
-Es maravilloso ver a dos insectos tan diferentes unidos por la amistad -dijo la reina-. Saira, has aprendido el verdadero valor de la amistad. Saira sonrió y miró a Abril.
-Sí, he aprendido que la verdadera amistad no se trata y compartir momentos felices. La reina asintió, complacida.