3. Las rutinas y las responsabilidades

Es importante establecer hábitos y rutinas de forma paulatina a los infantes y adolescentes, ya que estas les permiten adquirir una serie de habilidades socioemocionales y de convivencia.

Las rutinas y hábitos conllevan responsabilidades consigo mismos y con los demás ya sean miembros de la familia, en el aula o en los grupos sociales en que participa la persona durante la infancia y adolescencia. Algunos de los beneficios de establecer este tipo de actividades son:

● Brindar seguridad.
● Dar sentido de pertenencia.
● Reducir la ansiedad e incertidumbre porque hay un orden de actividades con un tiempo establecido por lo que les da tranquilidad.
● Fomentar el desarrollo de la autonomía.
● Permitir organizarse.
● Estimular la autoconfianza.
● Promover el sentido de la responsabilidad.
● Favorecer el desarrollo de habilidades relacionadas con el trabajo colaborativo y en equipo.
● Propiciar el desarrollo de habilidades relacionadas con la creatividad.
● Aprender la tolerancia a la frustración, lo cual está relacionado con el autocontrol de las emociones.
● Aprender a seguir instrucciones.
● Estimular la concentración y el desarrollo de habilidades ejecutivas.

Las funciones ejecutivas las realiza el cerebro y están relacionadas con la capacidad de planificar, organizar, revisar y evaluar las acciones que realiza una persona para conseguir una meta o un objetivo, o para resolver una tarea o encontrar una solución a un problema. Lo anterior le demanda a una persona un autocontrol de la ansiedad, el estrés y la frustración.

Ejemplos de hábitos y rutinas

A continuación se enumeran algunos hábitos y rutinas que pueden practicar la persona en la infancia y adolescencia:
● Hábitos de higiene.
● Los tiempos de sueño.
● Recoger sus juguetes y su artículos escolares, en la adolescencia ser responsables del orden de su cuarto.
● Colocar la mesa y recoger los platos de la mesa.
● Doblar y guardar la ropa limpia.
● Cuidar de la mascota de la familia (alimentar, sacar a pasear, mantener limpio el espacio donde vive).
● Hacer sus deberes escolares.
● Alistar el uniforme.
● Realizar las actividades asignadas en el hogar, por ejemplo recoger la ropa que se quitan y colaborar con el orden de las zonas en común.
● Desarrollar actividad física.

Actividades para desarrollar hábitos y rutinas

La formación de hábitos y rutinas durante la infancia y la adolescencia demanda por parte de la persona adulta a cargo persistencia, paciencia y tolerancia. Dos acciones que se recomiendan son:
● El calendario de rutinas colocado en un lugar visible para que recuerden lo que deben hacer.
● Un registro de rutinas y hábitos, para lo cual se sugiere poner una pizarra con una cuadrícula con los días de la semana y unas pegatinas con imágenes o el nombre de los deberes que se colocan registrando su realización.

Para ejecutar las actividades anteriores es importante motivarlos con un sistema de recompensas que debe ser cuidadosamente seleccionado de acuerdo con las características de la persona y abrir un espacio de diálogo cuando se susciten situaciones de frustración, enojo, reclamo y no conclusión del deber. Este diálogo debe ser en un ambiente tranquilo, que les permita expresar sus emociones con respecto al deber y que los lleve a reflexionar sobre sus comportamientos.

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