En la infancia a veces se presentan situaciones de llanto incontrolable, gritos de reclamo, y lanzamiento de objetos, acciones que usualmente se conocen como “berrinche” y en el caso de los adolescentes puede suceder que tengan conductas de riesgo. Las anteriores son formas de comportamiento que algunos infantes y adolescentes utilizan para comunicar sus emociones, ya que no logran identificar lo que sienten por lo que no lo pueden comunicar o sienten temor de decirlo porque no perciben un entorno confiable. Es necesario indicar que aprender a comunicar las emociones es un proceso que se desarrolla de forma gradual durante la vida de una persona.
La comunicación emocional requiere:
● Escuchar de forma activa y respetuosa por ambas partes.
● Hablar sin ser interrumpidos.
● Conectar con el otro, lo que significa aprender a leer sus emociones, de ahí la importancia de que las personas sientan que el espacio de conversación es seguro y confiable, porque crea un punto de encuentro auténtico que permite manifestar sus emociones y no ocultarlas. El no poder crear una comunicación emocional genuina genera en las personas sentimientos de soledad y abandono emocional.
Es importante que la persona adulta comprenda que la forma de comunicación que práctica con otras personas sean adultas o menores de edad se convierten en modelos de comunicación para estos últimos.
La comunicación de las emociones en la persona menor de edad
El aprender a comunicar emociones se relaciona con:
● Identificar la emoción y denominarla de forma clara. Esta es la percepción emocional y es uno de los procesos más complejos.
● Expresar las emociones es la forma en cómo las personas comunican de forma verbal o no verbal lo que sienten. En este punto es importante no juzgar las emociones ni obligar a la persona a que ignore las llamadas emociones negativas, como por ejemplo, la ira, el miedo, la vergüenza.
● Regular las emociones conlleva que la persona logre controlar la impulsividad, por ejemplo, cuando siente ira; que sea tolerante hacia sí mismo, por ejemplo, cuando siente frustración por no lograr algo o cuando las condiciones o reglas cambian en una situación o lugar; y que sea perseverante, por ejemplo, que persista en obtener sus metas. Lo anterior se logra mediante la capacidad de reflexionar sobre la emoción que siente, los sentimientos y las conductas o comportamientos que tiene, así como la comunicación con otros, lo cual permite el desarrollo de nuevas habilidades, por ejemplo, afrontar conflictos o controlar su enojo.
Actividades para desarrollar la comunicación emocional
La lectura de cuentos es una herramienta valiosa para conversar con los niños y niñas sobre las emociones que sienten los personajes, que identifiquen los comportamientos que tienen y cómo estos pueden provocar conflictos. En el diálogo se les puede preguntar si ellos han sentido ese tipo de emociones, qué hicieron y qué aprendieron.
Los docentes y los encargados legales de los niños y las niñas pueden definir un rincón de la calma, al que acuden cuando se sienten desbordados emocionalmente. Es importante indicarles la finalidad de dicho espacio y algunas condiciones de uso, por ejemplo, no romper o lanzar los objetos que haya en ese lugar y que antes de salir deben expresar por qué fueron a ese espacio y qué pensaron.
La composición de un cuento colectivo en forma oral, donde los niños y las niñas expresen las emociones de los personajes mediante gestos o posiciones corporales.
Los juegos de mesa o al aire libre son un espacio en donde suceden situaciones de diverso tipo que conlleva para los participantes sentir diferentes emociones. Al finalizar el juego se crea un espacio de diálogo con la guía del docente o adulto a cargo para que los niños compartan cómo lograron manejar sus emociones para la continuidad del juego.